martes, 14 de febrero de 2017

Yo no creé el Popper para que lo inhales en la disco



Desde la llegada del Popper a las fiestas, las discos y la vida nocturna, el auge de su consumo no se hizo esperar, sin embargo, éste no fue creado con el fin de causarte una eufórica alucinación momentánea en pleno drop de tu electrónica favorita.

Si eres fanático del Tarrito, y sabes que no hablo de Kola Granulada, entonces debes agradecerle a Thomas Lauder Brunton, un científico escocés del Siglo XIX, quien utilizó las sustancias del nitrito de amilo con el fin de crear una cura para la angina de pecho, una enfermedad cardiaca. Estos mismos elementos más tarde empezaron a ser usados como antídoto para el envenenamiento por cianuro, es decir, podían salvarte de una muerte segura.



Fue hasta mediados de los 70s que el uso de esta sustancia como potenciador del deseo sexual apareció en la movida popular, sobretodo en el movimiento homosexual que armaba la fiesta en las discotecas más sonadas de la década, entre ellas el famoso Studio 54 de New York.

A pesar de que se consideraba una sustancia consumible sólo para gais, el popper fue tomando fuerza entre personas heterosexuales, especialmente en aquellas a las que les encantaba ser el alma de las fiestas. 



Con el paso de las décadas, hasta llegar a la nuestra, el Popper se ha convertido en una de las drogas psicotrópicas más consumidas de todas, sólo por debajo del éxtasis y el LSD. Hay quienes lo llaman el 'mejor amigo de la electrónica' y no hay por qué extrañarse, ya que, se ha vuelto el favorito de quienes mezclan los alucinantes efectos de los químicos con la euforia producida por la música electrónica.


Por Disturbio Morboso.



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